jueves, 19 de enero de 2012

LA ÉPOCA DE ENTREGUERRAS


LA ÉPOCA DE ENTREGUERRAS 1919-1939
Se conoce como período de entreguerras o interbellum al periodo de unos veinte años comprendido entre el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 y el inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Fueron dos décadas marcadas por el cambio radical de la relación entre las fuerzas internacionales, la consolidación de regímenes autoritarios, los avances técnicos y por el marcado contraste entre un enorme desarrollo del capitalismo, en los años 1920 y su mayor crisis económica en los años 1930.
La historiografía occidental suele dividirlo en cuatro etapas: la recuperación postbélica entre 1919 y 1924, el auge económico entre 1925 y 1929, la gran depresión de 1929 a 1933 ó 1936, y la gestación de la Segunda Guerra Mundial entre esos años y 1939.
En la primera etapa los países capitalistas, cuya cabeza era ya visiblemente Estados Unidos, vivieron momentos de gran desarrollo económico. Este periodo es conocido como los felices años veinte.

Los Felices o Locos Años 20

La denominación de Felices Años Veinte o Años Locos corresponde al periodo de prosperidad económica que tuvo Estados Unidos desde 1922 hasta 1929, como parte del periodo expansivo de un ciclo económico. Esta prosperidad benefició a toda la sociedad e hizo que la economía siguiera creciendo a un ritmo que no se había registrado antes generando una burbuja especulativa. Pero esta prosperidad duraría un corto periodo que finalizaría el 24 de Octubre de 1929, conocido como el Jueves Negro, y con la llegada del Crack del 29 que culminaría finalmente con el advenimiento de la Gran Depresión.La expansión de EEUU se basó en una profunda transformación productiva dominada por la innovación técnica. De esta forma se disminuían costes y se aumentaba la producción, obteniendo más beneficios. Fue en esta época donde se popularizó el uso del teléfono, el automóvil y los electrodomésticos. Estos aparatos eran demasiado caros, y fue entonces cuando se aplicó por primera vez la venta a plazos. Esto creó una oleada consumista, ya que la gente podía comprar los productos sin necesidad de tener el efectivo en un primer momento. El aumento del consumo y la popularización de la venta a plazos hizo que se comprara tanto hasta el extremo de que los consumidores se endeudaran. También fue objeto de popularidad la difusión de la radio como medio de comunicación masivo, ya que era un dispositivo económico y al alcance de toda la población.


Una aplicación muy importante de la revolución científico-técnica fue el desarrollo de la cultura de masas. En aquellos años se pusieron las bases de un desarrollo que llega hasta nuestros días.
El cambio, sin embargo, es mucho más complejo que la simple aplicación de innovaciones técnicas. Por debajo de él, discurre todo un proceso social y político. Proceso que supone avances del sistema democrático y una creciente madurez social: la obtención del sufragio universal (primero masculino y después extensivo a la mujer), ampliación de las libertades de asociación y expresión, la reducción de analfabetismo, etc.
Ese proceso, unido al crecimiento de los medios de comunicación, permitió que las manifestaciones culturales -hasta entonces disfrutadas sólo por una elite- llegasen a amplios sectores de la sociedad. Destacamos los siguientes fenómenos:
  • El deporte como espectáculo de masas, con sus connotaciones políticas y nacionalistas: el boxeo y el fútbol.

  • La música popular urbana, desde el cabaret hasta los nuevos ritmos bailables (el tango, el fox-trot, el charleston, el bolero,...).

  • La prensa ilustrada, la difusión de la fotografía, los cómics, los carteles publicitarios, la era dorada de la radio y los inicios de la televisión.

  • El cine. Es el momento del paso del cine mudo al sonoro, de la creación de las poderosas compañías cinematográficas, sobre todo en Hollywood (Metro Goldwin Mayer,...), de las grandes estrellas del cine (el star system), auténticos mitos y modelos de comportamiento vital.
Todas estas manifestaciones de la cultura de masas fueron un factor importante de poder. En un doble sentido: desde el poder a la sociedad y, dependiendo del nivel de madurez democrática, desde ésta a sus gobernantes. Las dictaduras totalitarias impidieron el desarrollo de una opinión pública.

Las relaciones internacionales en el período de entreguerras

El periodo comprendido entre los años 1919 y 1939 es considerado por muchos historiadores como una tregua entre dos guerras mundiales. Los recelos de los vencedores, la sensación de sometimiento de los vencidos y la ineficacia de la Sociedad Naciones para resolver los conflictos surgidos a lo largo del periodo de entreguerras, hicieron inviable cualquier deseo estabilidad internacional.
Las relaciones internacionales de estos años siempre estuvieron condicionadas por la nueva realidad impuesta por los Tratados de paz firmados en París en 1919.

Este periodo de la política internacional atraviesa tres fases:



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El Crack del 29
Al finalizar la I Guerra mundial, los Estados Unidos habían acumulado la mitad de las reservas del oro mundial, configurándose como la mayor potencia económica del mundo. Europa, por el contrario, había sufrido la devastación de la guerra, estaba muy endeudada y vivió unos primeros años de posguerra muy difíciles.
Esa prosperidad pronto demostró asentarse sobre bases débiles. El capital disponible se había invertido más en actividades especulativas (bolsa) que en la producción de bienes (economía real). Los beneficios de las acciones atrajeron incluso a pequeños inversores. La distancia entre la economía real y la especulativa era cada vez mayor. Y el gobierno -de acuerdo con la ideología del liberalismo económico- se mantenía al margen de toda intervención.
El 24 de octubre de 1929 -llamado el “jueves negro”- un fenómeno de pánico colectivo llevó al hundimiento de la Bolsa de Nueva York, en Wall Street. Los inversores se lanzaron a vender sus acciones y a retirar el dinero de los bancos. Millones de personas perdieron sus fortunas o sus ahorros.
El efecto sobre la economía de los Estados Unidos fue devastador y se produjo en cadena. El cierre de empresas hizo quebrar a los bancos que las financiaban. A su vez, aumentó el número de desempleados. Y todo ello provocaba el descenso de la demanda interior, con lo que las consecuencias negativas se multiplicaban. El resultado fue la Gran Depresión.
La mayoría de las economías europeas y la japonesa dependía de la estadounidense, sobre todo después de la guerra. Inevitablemente, la crisis se extendió también -con intensidad variable- al resto del mundo capitalista.
fuente:historiadelmundocontemporaneo.wordpress.com


Las relaciones internacionales en los años treinta: 







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